5 RAZONES PARA BAILAR A LOS 50

5 RAZONES PARA BAILAR A LOS 50

Al pasar la barrera de los 50, nos adentramos en una etapa que puede suponer un renacimiento, o un estancamiento. Por todos lados nos dicen qué hacer, qué tomar y qué experimentar para sentirnos más jóvenes. Si además eres mujer, esta etapa puede verse afectada por toda una serie de cambios físicos y emocionales. Es como subirse a una montaña rusa, ¡pero sin cinturón! Sin embargo, también hemos de decir que a esa edad, la mujer ya tiene muy claro quién es, y qué es lo que quiere. El deseo de disfrutar de la vida adquiere un papel relevante, y para hacerlo, hay múltiples caminos. ¿Qué tal si hablamos del baile?
Como todo en la vida, el paso por esta etapa es cuestión de actitud, pero hay muchas formas de hacer ejercicio que ayudan a hacer esa fase de nuestra vida más plena. Dejarse llevar por la música y expresar las emociones a través del cuerpo es, sin duda una experiencia fantástica. El baile nos conecta con nuestro cuerpo y nuestra mente creativa. Moviendo el cuerpo, no sólo desarrollamos nuestra faceta emocional y teatral, sino también nuestras habilidades motrices y corporales.
Compartir clases de baile conlleva todo aquello que nos proporciona felicidad. Conocer gente nueva, incluso más joven, rodearnos de personas nutritivas, que nos aporten diversión (nadie puede estar triste mientras baila), obviar las palabras y dejarse llevar por la música. Salir de la rutina, hacer un ejercicio diferente, altamente motivador. Sentirse parte de una comunidad. ¿Son motivos suficientes para bailar?
Hoy te descubrimos 5 razones por las que bailar, pasados los 50, se convierte en un ejercicio altamente estimulante.

Ayuda a conectar emocionalmente

El baile es una forma de expresividad mediante el movimiento, y nos ayuda a transmitir nuestros estados de ánimo, nuestras emociones… Cuando bailamos siempre estamos alegres, y ese movimiento, nos hace sentir la alegría dentro de nosotros. ¡Nadie baila triste! Bailar cambia nuestra actitud al momento, y nos ayuda a comunicarnos de manera más fluida.
Cuando bailamos, calibramos todo el tiempo la reacción física y emocional de nuestra pareja de baile, lo que genera un estado de sincronía y una potente activación de las neuronas espejo, encargadas de la socialización y la empatía.
Después de un día de trabajo, si te encuentras algo cansada, volviendo siempre a las mismas rutinas, el baile te procurará una alta conexión con los demás, y contigo misma.

¡Nadie baila triste! Bailar cambia nuestra actitud al momento, y nos ayuda a comunicarnos de manera más fluida.

Aumenta la creatividad y la agilidad mental

Cada vez que escuchamos una nueva canción, estamos creando un baile diferente, lo que potencia al máximo la creatividad que todos llevamos dentro.
Si te mantienes activa, el paso del tiempo no será un problema para tu cerebro, pues con los años se agudizan algunas de sus funciones cerebrales, como el pensamiento reflexivo o el vocabulario. Y si avanzas en la vida buscando nuevos horizontes, aumentarán tus posibilidades de vivir más feliz. Todo esto te lo garantiza el disfrute del baile, pues mejoras mentalmente, al tiempo que descubres una práctica de ejercicio totalmente diferente.
Además, activa nuestra mente al sincronizar música y movimiento y coordinarnos bien con el grupo o nuestro acompañante. Nuestra memoria se mantiene ágil mientas recuerda pasos y coreografías. Según un estudio la Escuela de Medicina Albert Einstein de Nueva York, publicado en el New England Journal of Medicine, bailar es una de las actividades que más contribuye a disminuir el riesgo de demencia. Mover el esqueleto de forma regular reduce el riesgo en un 76%. Nuestras sinapsis neuronales (transmisión de estímulos nerviosos) aumentan cuando bailamos y sincronizamos los pasos, ayudando a estructurar, una y otra vez, nuestro “cableado neuronal”.

Genera vínculos y relaciones

El sentido de pertenencia a una comunidad hace que nos sintamos mejor, como seres sociales que somos. Sabemos que con los años, nuestros grupos de amistades se reducen paulatinamente. La familia y la rutina conforman nuestro día a día, absorbiendo gran parte de nuestro tiempo. El baile nos asegura un buen ejercicio al tiempo que mejora nuestras relaciones interpersonales y habilidades sociales.
El hecho de bailar en un ambiente divertido y fresco te ayudará a vivir nuevas experiencias y a motivarte rompiendo las barreras rutinarias.

 

Mejora el estado físico

Al bailar, tonificamos nuestros músculos, fortalecemos nuestros huesos y mantenemos en forma nuestras articulaciones. El baile es una excelente prevención contra la osteoporosis y la artritis, y un estupendo aliado para el fortalecimiento de nuestros pulmones y nuestra salud cardiovascular. Un dato muy a tener en cuenta a partir de los 50: bailar es una excelente actividad aeróbica que nos ayuda a quemar calorías y esa grasa que se va acumulando en los lugares más insospechados. Siempre que mantengamos una dieta equilibrada, claro está.

Compartir clases de baile conlleva todo aquello que nos proporciona felicidad. Conocer gente nueva, salir de la rutina, hacer un ejercicio diferente, altamente motivador. Sentirse parte de una comunidad. ¿Son motivos suficientes para bailar?

Facilita la seducción

El baile es una excelente manera de comprobar la “química” con nuestra posible pareja. Bailar nos une hasta límites insospechados. Ello es debido a la producción de oxitocina, hormona involucrada en el procesamiento emocional, la actividad sexual, el establecimiento de vínculos afectivos y la interacción social.
Bailando también liberamos neurotransmisores como la serotonina, lo cual reduce el riesgo de padecer estados depresivos. Y así reducimos el cortisol, hormona relacionada con los estados de estrés y ansiedad. ¿Qué más se puede pedir?
Con pareja o sin ella, el baile te hará sentir protagonista, liberada y seductora, no sólo con los demás sino, contigo misma, que es mucho más importante.

 

Aumenta la confianza

Con cada paso nuevo de baile, aumenta nuestra confianza, pues aprendemos a hacer movimientos que ni hubiéramos imaginado. Después de un tiempo bailando, solemos echar la vista atrás y observar la progresión. Ese es el momento en que te dices : “¡Wow, hasta donde he llegado!”. Y ese momento está lleno de confianza y gratitud hacia ti misma.
¿A qué estás esperando para empezar a bailar? Sólo tienes que encontrar tu estilo y tu momento. Déjate asesorar por un experto, y comienza una actividad divertida y diferente que no tiene edad. En Maxidance tenemos el tipo de baile especialmente pensado para ti, el que mejor se adapta a tu horario y ritmo de vida. Para que disfrutes, te mantengas en forma, ¡y vivas momentos inolvidables!

¡Vive con nosotros la experiencia Maxidance!